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vistos desde una perspectiva cargada de extrañeza, algo irónica, irremediablemente melancólica.







martes, 3 de junio de 2008

Crónica nº 29: La perspectiva escandinava (abril 2007)

¿Cuatro suecos en la Argentina, haciendo samba y bossanova? La propuesta sonaba -como mínimo- extravagante. Sobre todo porque la gacetilla informativa, lejos de contribuir a esclarecer el asunto, potenciaba la incertidumbre. Luego de mencionar que "el grupo aborda la música brasileña en su confluencia con el jazz y la música contemporánea", terminaba agregando un enigmático "...desde una perspectiva escandinava".

Poner rótulos en el arte, se sabe, suele ser una tarea tan resbaladiza como infructuosa. Después de todo, no hay etiqueta, por acertada que sea, capaz de garantizar o invalidar el disfrute de aquello que ha sido etiquetado. No obstante ello, reconozco que la frasecita en cuestión me resultaba irresistible. ¿Qué querría decir exactamente aquello de "la perspectiva escandinava"? A mí, debo confesarlo, me sonaba a título de cuento de Fontanarrosa. Y si dejaba volar la imaginación hacia los rumbos del delirio (ejercicio que me cuesta muy poco llevar adelante, convengamos), concluía mi viaje mental especulando con un improbable "ABBA canta a Jobim", que era a todas luces una idea muy poco seria.

La posibilidad concreta de resolver el misterio esa noche de viernes tenía un indudable atractivo, pero también un costo. Implicaba dejar a un lado el cansancio acumulado a lo largo de la semana, obviar la otoñal puntualidad de un molesto ataque de alergia, e incluso tener que recuperarse con premura de la tensión extrema causada por el partido de Colón que acababa de terminar. A decir verdad, la tentación de quedarme en mi casa y zambullirme gozosamente en un sueño reparador era enorme. Y sin embargo, ahí estaba el aguijón de la curiosidad, mezclado con la intuición de que el espectáculo iba a valer la pena.

Ganó la intuición.

Luego de una breve espera matizada con amigos, charla y algún trago reconstituyente, los músicos aparecieron sobre el escenario. Guitarra, saxo, bajo y batería, tal la formación instrumental del grupo. Tres suecos-suecos y un argentino residente en Suecia desde su infancia, tal la formación humana. Apenas empezaron a tocar, comprobé que la promoción no mentía: lo que se escuchaba tenía las señas particulares de la música de raíces brasileñas, con toda la carga contagiosa de sensualidad rítmica que ello supone, dibujadas con los trazos característicos del siempre energizante jazz latino. Y la delicada mixtura sonaba muy pero muy bien. Con base en un sólido trabajo de conjunto, afortunadamente alejados de la solemnidad tanto como del vicio del virtuosismo vacuo, los cuatro integrantes de "Latin the Mood" fueron entusiasmando al público a fuerza de bossanova, samba y baión.

Con comentarios de tono ameno, el guitarrista se encargó de ir intercalando anécdotas que explicaban el origen de algunos de los temas del repertorio. También habló -haciendo gala de una resignación filosófica bastante argentina, por cierto- de la sucesión de sobresaltos que les había generado la experiencia de toparse de golpe con las delicias del Tercer Mundo, empezando (o terminando) por enterarse, en pleno viaje, de que una de las ciudades donde iban a tocar se estaba inundando.

Así, entre música y palabras, se fue construyendo uno de esos microclimas que cancelan toda preocupación, toda tristeza. ¿Qué importa el resto en ese momento, qué importa la sucesión de injusticias y conflictos que uno ha presenciado o sufrido a lo largo del día, si el milagro de capturar un momento feliz está allí, al alcance del oido? El recital nos consuela, nos redime, nos pasa un brazo por el hombro y nos sonsaca esa sonrisa que, horas atrás, habíamos extraviado en algún minuto impreciso de la jornada laboral.

Si, valió la pena, nomás, el esfuerzo de la trasnochada.

Eso sí, no me pidan que intente definir lo que es "la perspectiva escandinava". Poner rótulos en el arte, se sabe, suele ser una tarea tan resbaladiza como infructuosa.

Nota: El grupo sueco "Latin the Mood" se presentó el viernes 13 de abril en el Centro Cultural La Urdimbre, de la ciudad de Santa Fe.

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