La actualidad, lo cotidiano, el mundo de las letras, la música, el fútbol, el cine, los afectos,
vistos desde una perspectiva cargada de extrañeza, algo irónica, irremediablemente melancólica.







martes, 12 de mayo de 2020

Crónica n| 92: Minicrónica en cuarentena #6 (mayo 2020)


Cualquier otro (sobre todo en estos tiempos en los que el autobombo es considerado una virtud) se hubiese plantado frente a ella, la hubiese mirado a los ojos con una mezcla de indignación y desprecio, y le hubiese advertido: "Pero flaca, ¿vos tenés idea de quién soy yo? ¿Cómo te me vas a aparecer así, de esta manera tan absurda?". Y ahí nomás, le hubiese soltado los blasones a quemarropa, le hubiese echado la historia encima para amedrentarla. Con justificada inmodestia, le habría enrostrado que él era el jugador sindicado nada menos que  por Maradona como "el mejor que pisó las canchas argentinas",   o le habría relatado en detalle las proezas memorables protagonizadas por él en aquel partido fantasmagórico que muchos mienten haber presenciado y del que no  quedó ningún registro fílmico.  Y entonces ella, avergonzada por no haber reconocido que estaba en presencia de un mito, tal vez no se hubiese animado a actuar con tamaña impertinencia.

Otros lo hubiesen hecho, si. Pero el Trinche no. Justamente él no se iba a poner a fanfarronear  en ese momento, después de toda una vida marcada por la humildad y el perfil bajo. Fiel a su estilo, le quiso hacer un último  caño a la muerte pero esta vez  no le salió. Porque la muy traidora le hizo un penal más grande que una casa, y el referí no lo cobró.


Ahora ella se va con la pelota bajo el brazo, creyendo que ganó el partido. No sabe que su penosa intervención solo ha conseguido agigantar la leyenda. La leyenda de Tomas Carlovich, el crack que eligió seguir jugando en el Ascenso para no dejar de ser feliz. La leyenda más fascinante y  conmovedora del fútbol argentino.


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