La actualidad, lo cotidiano, el mundo de las letras, la música, el fútbol, el cine, los afectos,
vistos desde una perspectiva cargada de extrañeza, algo irónica, irremediablemente melancólica.







lunes, 26 de abril de 2010

Crónica n° 61: Instantánea con fondo de lluvia (abril 2010)

Ella entra al dormitorio recién bañada, envuelta en un toallón color turquesa, descalza, el cabello ceñido a la altura de la nuca con un elástico negro. No me mira. Abstraída vaya a saber en qué pensamientos propios de un día cansador que se termina, no advierte que yo sí la estoy mirando, que sigo desde la cama cada uno de sus movimientos.

Afuera, marzo se deshace sobre la ciudad en un aguacero noctámbulo y el viento balbucea palabras ininteligibles junto a la ventana. Adentro, sólo los pasos leves de ella y el zumbido del ventilador vulneran el silencio de la casa.

Ella acomoda el toallón húmedo sobre la baranda que rodea el entrepiso y se pone la remera con la que habrá de dormir (una remera que le queda grande porque es mía). Al hacerlo, un mechón ondulado escapa de la prisión de tela que lo retenía y queda suspendido junto a su mejilla izquierda, como un estilizado signo de pregunta que rebota graciosamente en el aire.

A pesar de su simpleza, el hecho logra captar mi atención más profunda y no entiendo por qué la imagen de ese rizo lánguido que se balancea rozándole la cara me conmueve de tal forma. Soy el espectador solitario de un acontecimiento mínimo, sutil, cuyo fugaz fulgor se abre paso entre los pliegues de lo cotidiano y viene a subrayar en mi interior la certeza de que amo a esa mujer.

Ajena por completo a esta epifanía doméstica, ella se sienta en el borde de la cama, programa el despertador, se quita la tira elastica y le devuelve a su pelo la libertad transitoriamente cercenada. Después, se acuesta, apaga la luz y se acurruca junto a mí, tomando mi hombro por almohada.

"Escuchá cómo llueve", murmura, y nos quedamos así, abrazados en silencio, atentos al soliloquio monocorde que la noche derrama sobre las calles y las casas.

4 comentarios:

Buscas Libros.com dijo...

Hola, perdón por escribirte por este medio, somos una red de librerías de usados www.buscaslibros.com y estamos recopilando información sobre blogs literarios para publicarlos en nuestra página. Ya hemos registrado tu blog para compartirlo con nuestros usuarios dentro de poco. Saludos y si buscas libros agotados, raros, etc, te esperamos por allá!

virgivisor dijo...

pequeñas delicias de la vida conyugal...

Sil dijo...

Me conmueve la simplicidad y belleza del relato, que llega limpiamente a lo profundo.

yoana dijo...

Hola Alfredo, soy una de las alumnas que próximamente estará en nuestro encuentro de escritores santafesinos. Mi maestra de literatura es Alejandra Tiraboschi.
Si hay algo que realmente me fascina, es detallar momentos. Describirlos en su perfección... Sabores, sonidos, sentimientos, miradas. Esta crónica ya la conocía. La leyó Alejandra en mi clase de lengua y la escuché detalladamente. "Al hacerlo, un mechón ondulado escapa de la prisión de tela que lo retenía y queda suspendido junto a su mejilla izquierda, como un estilizado signo de pregunta que rebota graciosamente en el aire." Me encantan este tipo de relatos. De alguna manera, vivo esos momentos. Yo también suelo describir sensaciones que me marcan.